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miércoles, 30 de abril de 2014

VINO Y POESÍA EN EL MUNDO ÁRABE.


En mi primer año en la universidad tenía un profesor que decía que la literatura era la cosa menos original del mundo, porque siempre le cantaba a lo mismo desde el principio de los tiempos, VIDA, MUERTE Y AMOR.

En realidad era una ironía, no falsa del todo, la literatura sigue loando a estas tres cosas y todas sus variantes.

Por eso, hay temas que aunque pasen los tiempos van resistiendo tendencias, estilos, preocupaciones políticas y sociales y siempre están presente.

Uno de esos temas es el vino. El vino, que no el alcohol.

Muchas veces me he preguntado por qué el vino es la más loada de las bebidas en la literatura y la casi-respuesta la consigo en la ironía de mi profesor.

El vino es vida, en la vida de aquellos que cultivan la vid y adaptan sus ciclos vitales para cuidar su fruto, pero también el vino es una bebida viva que cambia con el tiempo, mejora o empeora y definitivamente muere. Pero, además, el vino es una bebida que exalta nuestros sentidos, y ellos son nuestra vida y cómo la vivimos, desperdiciamos, derrochamos o le sacamos el jugo hasta la última gota.

Incluso aquellas culturas que creemos tradicionalmente ajenas al alcohol, como la árabe, son prolíficas en poesía cuyo leit motiv es el vino.

Quizás os preguntéis por qué hablar de poesía árabe en un blog latino. No obstantes las distancias, la cultura árabe es una fuerte influencia en el mundo latino, no en balde estuvieron más de 7 siglos asentados en la península ibérica y transformaron nuestro modo de comer y beber, así como el de construir y admirar nuestro mundo.

Muchas confluencias hallaremos en estas loas, entre nuestro modo de disfrutar del vino y de la vida con la de los árabes antiguos y contemporáneos que les propongo leer.


Quizás el primero que nos viene a la memoria es el poeta agnóstico persa Ghiaz-ed-din Abil Teda Omar ibn-Ibrahim-al Kayyám, más conocido  como OMAR KHAYYÁM para quien el vino era el símbolo de nuestra intrascendencia que nos empuja a la búsqueda del deleite inmediato que contiene la copa:

Brinda al calor de la aurora
el vino de tu cáliz, rojo tulipán
primaveral. Brinda a la sonrisa
de un mancebo el vino rojo como sus labios.
Bebe y olvida
que el puño del Dolor habrá de golpearte pronto.

Muchos ejemplos podemos hallar también en el mundo de la poesía andalusí, en el que con frecuencia el vino era una expresión sutil de erotismo y el placer que conlleva.

El poeta UMAYYA IBN ABU-AS-SALT, cantaba así, en el siglo XI, a una bella escanciadora:

Más que el vino que escancia,
vierte rica fragancia
la bella escanciadora,
y más que el vino brilla en su tersa mejilla
el carmín de la aurora.
Pica, es dulce y agrada
más que el vino su beso
y el vino y su mirada
hacen perder el seso.

El rey AL-MUTAMID (1040-1095) de Sevilla compuso con una métrica precisa, versos llenos de erotismo metaforizado en el vino.

EL COPERO, LA COPA Y EL VINO

Apareció, exhalando aromas de sándalo,
al doblar la cintura por el esbelto talle,
¡Cuántas veces me sirvió, aquella oscura noche,
en agua cristalizada, rosas líquidas!
 
Esa imagen del copero y la escanciadora, es reiterativa y pródiga en la expresión del placer y la turbación por el vino y el amor erótico. Un ejemplo más es el de ALI IBN ABI L-HUSAYN (m. 1038):

¡Cuántas noches me han servido las copas
las manos de un corzo que me compromete!
Me hacía beber de sus ojos y de su mano
y era embriaguez sobre embriaguez, pasión sobre pasión.
Yo tomaba los besos de sus mejillas y mojaba mis labios
en su boca, ambas más dulces que la miel.

Si os han gustado estos poemas, no debéis dejar de leer la antología de ABÚ NUWÁS, poeta iraquí del siglo VIII, dedicada íntegramente al vino como símbolo de su irreverencia e incredulidad ante las normas y las religiones. Su poesía incita a ello diciendo:

Sé esquivo y avariento y a los aduares no hables:
sus ruinas, el saludo, no te han de devolver.
Maldice el cuervo de mal agüero de la separación.
Siéntate junto al narciso, deja atrás las espinas,
túmbate al lado del mirto, olvídate de las zarzas,
y por la mañana empieza a beber el vino.
¡Que ninguna prohibición te lo impida!
Quien combate los placeres que el vino acompaña
vive una extenuante vida de aflicción.


Podría continuar citando poetas y poemas, para demostrar esta relación deleitosa de vino y palabra en una cultura plena de sensualidad. Pero, sería un post enorme y largo de leer. Para finalizar quiero citar a un poeta árabe contemporáneo y un poema que en sí mismo es embriagante, puedo decir que de los más hermosos que he leído nunca sobre el vino.

Se trata del diplómático sirio NIZAR QABBANI (1923-1998) y su “Diario de un loco”. Disfrutadlo y tened buen vino acompañado de poesía:

DIARIO DE UN LOCO

Si grito:
“te quiero mucho”,
no me acalles.
Si pierdo la prudencia
y ciño tu cintura en la acera,
no me regañes.
Si destello en la reja de tus pechos,
como el relámpago, alguna noche,
no me apagues.
Si me desangro, como un gallo herido, en tus brazos,
no me cures.
Si transgredo las normas y las costumbres,
no me reprendas.
Ahora estoy en trance de la suprema locura.
Perderás la ocasión de tu vida
si no aprovechas mi locura.
Si me desbordo, como el mar, por tus playas,
no me contengas.
Si un día pido refugio al kohol de tus ojos,
no me arrojes.
Si me quiebro en fragmentos de luz sobre tus pies,
no me moltures.
Si cometo un crimen de amor,
si el color bronceado, fermentado en tus hombros, sacude mi fe,
si me comporto como un niño travieso
y empapo tu pezón de vino…
no me pegues.
Ahora estoy en trance de la gran locura.
Perderás la ocasión de tu vida
si no aprovechas mi locura.
Si escribo en pétalos de rosa
que te quiero…
te ruego que me leas.
Si duermo como un niño en los bosques de tu pelo,
no me despiertes.
Si te llevo por dote la leche de los pájaros,
no me rechaces.
Si envío mil cartas de amor
para ti…
no las quemes abrasándome.
Si algún día te ven conmigo en los cafés de la ciudad,
no me ignores:
todas las mujeres de la ciudad conocen mi debilidad por la belleza
y el origen de la poesía y del jazmín.
¿Cómo fingir?
Si estás pintada en las aguas de mis ojos.
Ahora estoy en trance de la luminosa locura.
Perderás la ocasión de tu vida
si no aprovechas mi locura.
Cuando el vino francés
desprenda las horquillas de tu pelo sin disculpas,
y me cerque el trigo,
me ciña la noche,
me rodee la mar
y comience a pastar, como loco, la hierba de los campos,
sin saber dónde está mi derecha
ni mi izquierda.
Cuando el vino francés
borre las antiguas fronteras entre mi existencia y mi suicidio,
te ruego, en nombre de todos los locos, que me comprendas.
Te ruego, cuando el vino diga algo inoportuno
del amor, que me perdones.
Ahora estoy en trance de la hermosa locura.
Perderás la ocasión de tu vida
si no aprovechas mi locura.
Cuando el vino francés
borre los rostros,
las líneas,
y los ángulos,
y no quede más mujer que tú
ni más hombre que yo.
Cuando no sepa dónde están tus manos
y dónde están las mías,
cuando no sepa distinguir el vino
de mi sangre,
cuando no sepa distinguir el lenguaje de tus manos
del de los espejos,
cuando al final de la noche me haga añicos,
me cerque el deseo
y me cerque el kohol,
y se me olvide mi nombre
y mi dirección,
y se me olviden los nombres de todos los barcos,
te ruego, estrellado, que me recojas,
te ruego, roto, que me pegues,
te ruego, muerto, que me resucites.
Ahora estoy en trance de la gran locura.
Perderás la ocasión de tu vida
si no aprovechas mi locura.
Cuando el vino francés
despoje del cuerpo asiático el quimono,
y de la oscuridad del pecho salgan la aurora,
la golondrina,
el coral,
el cobre, el té, el marfil
y otras cosas.
Cuando el vino francés
suprima todas las lenguas,
reduzca todas las culturas a cero
y todas las civilizaciones a cero,
y convierta tu boca en un jardín de rosas
y convierta mi boca en cincuenta bocas.
Cuando el vino francés anuncie al final de la noche
que eres la más hermosa de las mujeres,
y tu estatura y tu cintura las más armoniosas,
cuando anuncie que todas las bellezas del mundo son prosa
y sólo tú eres poesía,
en nombre de todos los borrachos,
en nombre de todos los confusos,
en nombre de todos los que sufren la maldición del amor,
te ruego que no me maldigas.
En nombre de todos los que sufren la herida del corazón,
te ruego que no me hieras.
Ahora estoy en trance de la suprema locura.
Perderás la ocasión de tu vida
si no aprovechas mi locura…


"La comunicación es nuestro principal objetivo y sin vosotros no tendría sentido, gracias"



IN VINO VERITAS, LONGAE VITAE!))

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